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Colombiano prepara a París para adaptarse al siglo XXI

El as que guarda París en la manga para adaptarse al siglo XXI se llama Carlos Moreno, gurú colombiano del urbanismo que asesora a la alcaldesa Anne Hidalgo para transformar la capital en una ciudad donde las distancias se cubran a pie o en bici en quince minutos.

Las ideas de Moreno (Tunja, 1959), residente en Francia desde los 20 años, tienen un punto idílico, casi utópico: los planos de su ambicionado París están llenos de verde, de fuentes y de niños que corretean libremente sin que un solo coche los moleste.

Pero si alguien se atreve a decirle que alimenta ideas fantásticas y que el coche seguirá siendo el principal aliado del urbanita, Moreno ha encontrado la réplica perfecta.

“El jefe de la transformación digital del mundo laboral es el Covid-19. Todos los programas y todas las empresas nunca funcionaron excepto hasta que el comandante jefe Covid-19 dijo: ‘¡Todo el mundo a sus casas!'”, declara en una entrevista a Efe.

La solución en la que trabaja para París junto a la alcaldesa Hidalgo, candidata favorita para renovar su mandato de seis años a finales de junio, es una ciudad descentralizada, con barrios convertidos en multicentros.

En ellos, el ciudadano sería capaz de encontrar todo lo que necesita (trabajo, comercios, educación, ocio, espacios verdes y servicios sanitarios) en un perímetro de quince minutos a pie o en bici de su casa.

LA CIUDAD DEL CUARTO DE HORA

“La ciudad del cuarto de hora” es el concepto que ha puesto de moda en cuestión de seis años, tras descubrir su implantación con éxito en poblaciones de menor tamaño, como Pontevedra (noroeste de España), y que ahora se extiende con su ayuda a Edimburgo, Sydney, Milán o Toronto.

“¿Qué necesita alguien para sentirse feliz? Ese es el cambio de paradigma, lo que buscamos no es la inteligencia, sino ciudades en las que la gente esté satisfecha”, opina el experto.

Moreno tiene pinta de gurú de Silicon Valley. Viste siempre chaqueta y camisa negra y tiene un discurso cuidado, a base de eslóganes cortos y fácilmente memorizables.

Primero deslumbró en Francia con su concepto “Smart cities”, ciudades inteligentes, e invenciones prácticas como la de un alumbrado de farolas inteligente, en función de la luz del día, que vendió a la compañía Engie y fue divulgada por todo el mundo.

“La idea de ciudades inteligentes tenía muchos límites. Se pensaba que la tecnología iba a solucionar los problemas de las ciudades, lo que me parecía un error. La técnica no construye el corazón de la ciudad, ni su calidad de vida”, defiende.

Entonces pasó a interesarse por el secreto de la calidad de vida urbana e introdujo el concepto de “ciudades humanas inteligentes” y “ciudades vivas”, cuya teoría encuentra la forma en las “ciudades del cuarto de hora”.

RECONQUISTAR EL TIEMPO

Como enviado especial de Hidalgo sobre ciudades inteligentes en los encuentros del grupo C40 contra el cambio climático y responsable de una cátedra en la universidad de la Sorbona sobre territorios e innovación, Moreno profundiza en la relación triangular entre ciudadanos, tiempo y ciudades.

“El robo más grande al que hemos asistido en la historia moderna ha sido el robo del tiempo. Vivimos sometidos a ciudades que han puesto el tiempo al servicio de la productividad y, como la ciudad moderna distanció el lugar de vida del trabajo, se reemplazó la continuidad urbana con infraestructuras para ir más lejos más rápido”, dice.

El combate ahora, defiende, es reconquistar el tiempo y para ello hay que “recrear los espacios de proximidad”.

El modelo de Moreno aboga por la peatonalización, crear aceras más amplias y dar menor acceso a vehículos, construir carriles bici, más fuentes y bancos para transformar el espacio urbano en un lugar de convivencia y crear nuevos centros de actividad económica con el comercio de cercanía.

Para que el trabajo deje de ser una excusa para transformar las ciudades en autopistas de tránsito, Moreno recuerda que el coronavirus ha impulsado un cambio radical, pues cuando los Estados instauraron el confinamiento el teletrabajo se aplicó en cuestión de horas en países enteros.

“Yo no preconizo el trabajo en casa como fundamento cotidiano porque la gente se vuelve loca y se desociabiliza, pero hay que dar prioridad a la herramienta digital para librarnos de los trayectos de una hora y crear espacios de trabajo a distancia”, defiende.

Moreno apunta a que el cambio será más complicado en América Latina por los lastres del sistema político, pero espera que el eco entre algunos alcaldes de capitales ayude a inducir una dinámica de cambio.

“El camino va a ser largo porque no hay políticas públicas a largo plazo y esto necesita visión estratégica”, defiende.

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