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Cual dictador, Putin quiere atornillarse al poder
Escrito el 21 May 2020
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Rusia reanudó hoy los preparativos para el plebiscito constitucional que debía haberse celebrado el pasado 22 de abril y del que depende que el presidente ruso, Vladímir Putin, pueda presentarse a la reelección en 2024.
"La CEC celebrará la votación en la fecha que figure en el decreto del presidente. Los preparativos se prolongarán por espacio de 20-30 días", informó Maia Gríshina, secretaria de la Comisión Electoral Central (CEC), a la agencia Interfax.
Putin, que presentó la reforma constitucional a principios de año, pospuso el pasado 25 de marzo la consulta debido a la pandemia de la COVID-19, aduciendo que su "absoluta prioridad" es la salud, la vida y la seguridad de los rusos.
La CEC admitió hoy que está estudiando la experiencia de otros países en la celebración de votaciones al aire libre, lo que permitiría más fácilmente tomar medidas para garantizar la salud de los electores.
Además, algunos rusos -aquellos que no puedan acudir a las urnas por motivos laborales o de estudios- tendrán la posibilidad de votar por adelantado durante la semana anterior a la consulta, lo que minimizará las aglomeraciones en los colegios electorales.
Con la estabilización de la pandemia en Rusia - 317.554 casos y 3.099 muertos-, el Kremlin baraja convocar el plebiscito en junio o en julio, según informaron a Efe fuentes opositoras.
Al respecto, la prensa apunta que Putin no quiere esperar a que el descontento popular aflore en la segunda mitad del año debido a la crisis económica que se avecina en Rusia y el resto del mundo.
Las últimas encuestas apuntan a que la mitad o más de los rusos apoyan la reforma constitucional, aunque el paro se ha duplicado sólo en el mes de abril, según reconoció el propio Putin.
"¿Aprueba usted los cambios a la Constitución de la Federación Rusa?", será la pregunta que se hará a los votantes, según el decreto presidencial.
Los rusos deben responder sí o no a un solo proyecto de ley de reforma constitucional, aunque se trata de casi 200 enmiendas.
La más importante es la propuesta para que Putin pueda permanecer en el Kremlin después 2024, ya que la actual Constitución le obliga a dejar el cargo después de otros dos mandatos consecutivos (2000-2008 y 2012-2024).
El pasado 10 de marzo, Putin intervino ante la Duma o cámara de diputados, y puso como condición para volver a presentarse a la reelección que el Tribunal Constitucional (TC) diera primero el visto bueno a la reforma, algo que éste órgano hizo días después.
Recibida la luz verde del TC, en caso de que los rusos apoyen la reforma, Putin podrá presentarse a las elecciones presidenciales en 2024 y en 2030.
Según el Kremlin, "más de la mitad" de los rusos que acudan a las urnas deben adoptar la ley para que entre en vigor.
La enmienda que permitirá al presidente optar a la reelección ha sido muy criticada por la oposición y por un buen número de intelectuales, al considerar que es antidemocrática y permitirá a Putin perpetuarse en el Kremlin.
Lo mismo ha ocurrido con el método elegido por Putin para la consulta popular, un plebiscito, más propio de una dictadura, según el líder liberal, Grigori Yavlinski.
Y es que un referéndum exigiría un mínimo de participación para que la votación sea considerada válida y permitiría a la oposición hacer campaña en favor del no.
"La CEC celebrará la votación en la fecha que figure en el decreto del presidente. Los preparativos se prolongarán por espacio de 20-30 días", informó Maia Gríshina, secretaria de la Comisión Electoral Central (CEC), a la agencia Interfax.
Putin, que presentó la reforma constitucional a principios de año, pospuso el pasado 25 de marzo la consulta debido a la pandemia de la COVID-19, aduciendo que su "absoluta prioridad" es la salud, la vida y la seguridad de los rusos.
La CEC admitió hoy que está estudiando la experiencia de otros países en la celebración de votaciones al aire libre, lo que permitiría más fácilmente tomar medidas para garantizar la salud de los electores.
Además, algunos rusos -aquellos que no puedan acudir a las urnas por motivos laborales o de estudios- tendrán la posibilidad de votar por adelantado durante la semana anterior a la consulta, lo que minimizará las aglomeraciones en los colegios electorales.
Con la estabilización de la pandemia en Rusia - 317.554 casos y 3.099 muertos-, el Kremlin baraja convocar el plebiscito en junio o en julio, según informaron a Efe fuentes opositoras.
Al respecto, la prensa apunta que Putin no quiere esperar a que el descontento popular aflore en la segunda mitad del año debido a la crisis económica que se avecina en Rusia y el resto del mundo.
Las últimas encuestas apuntan a que la mitad o más de los rusos apoyan la reforma constitucional, aunque el paro se ha duplicado sólo en el mes de abril, según reconoció el propio Putin.
"¿Aprueba usted los cambios a la Constitución de la Federación Rusa?", será la pregunta que se hará a los votantes, según el decreto presidencial.
Los rusos deben responder sí o no a un solo proyecto de ley de reforma constitucional, aunque se trata de casi 200 enmiendas.
La más importante es la propuesta para que Putin pueda permanecer en el Kremlin después 2024, ya que la actual Constitución le obliga a dejar el cargo después de otros dos mandatos consecutivos (2000-2008 y 2012-2024).
El pasado 10 de marzo, Putin intervino ante la Duma o cámara de diputados, y puso como condición para volver a presentarse a la reelección que el Tribunal Constitucional (TC) diera primero el visto bueno a la reforma, algo que éste órgano hizo días después.
Recibida la luz verde del TC, en caso de que los rusos apoyen la reforma, Putin podrá presentarse a las elecciones presidenciales en 2024 y en 2030.
Según el Kremlin, "más de la mitad" de los rusos que acudan a las urnas deben adoptar la ley para que entre en vigor.
La enmienda que permitirá al presidente optar a la reelección ha sido muy criticada por la oposición y por un buen número de intelectuales, al considerar que es antidemocrática y permitirá a Putin perpetuarse en el Kremlin.
Lo mismo ha ocurrido con el método elegido por Putin para la consulta popular, un plebiscito, más propio de una dictadura, según el líder liberal, Grigori Yavlinski.
Y es que un referéndum exigiría un mínimo de participación para que la votación sea considerada válida y permitiría a la oposición hacer campaña en favor del no.