Mujeres del alma mía: Amor impaciente, vida larga y brujas buenas

En MUJERES DEL ALMA MÍA, su primer libro de no ficción desde 2008, Isabel reflexiona sobre los momentos clave en su vida que moldearon su opinión sobre los derechos de la mujer, la violencia contra la mujer y la amistad, el amor, la pasión y el envejecimiento femeninos. Escrito con su característico ingenio irreverente, Isabel no se limita al revelar las partes más íntimas de estos trayectos: ser expulsada de kínder a los 5 años por insubordinación, acompañar a una amiga adolescente a hacerse un aborto ilegal en Chile, perder a su amada hija Paula ante una repentina enfermedad, crear su círculo de amigas llamado “las hermanas del perpetuo desorden” y dejarse seducir por su tercer esposo a la edad de 74 años.

Isabel también nos muestra que, para ella, la condición de mujer, la feminidad, el feminismo y la justicia social se encuentran interconectados.

Isabel Allende ha tenido una vida extraordinaria, merecedora de diversos honores y logros igualmente magníficos: es la autora más leída en español en todo el mundo; recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de parte de Barack Obama, los premios del PEN Center y de la Fundación Nacional del Libro por su trayectoria, y representó a Sudamérica en la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Invierno en 2006.  Se sumó a la segunda ola de feminismo en la década de 1960, cofundó la primera revista feminista de Chile en 1967 y se dedica a invertir en el empoderamiento de mujeres y niñas para asegurar sus derechos reproductivos, su independencia económica y una vida libre de violencia a través de la Fundación Isabel Allende. Desde el jardín de niños, Isabel rechazó el machismo tradicional y abrazó el feminismo, y ahora nos comparte una reflexión sobre lo que significa ser una mujer en su libro más personal hasta hoy.

En sus propias palabras, “El patriarcado es pétreo. El feminismo, como el océano, es fluido, poderoso, profundo y tiene la complejidad infinita de la vida; se mueve en olas, corrientes, mareas y a veces en tormentas furiosas. Como el océano, el feminismo no se calla”.