Covid-19 ¿Quién le teme al lobo feroz?




En los tiempos de la pandemia, aún no controlada, y del desastre económico que se avecina, regresan a mi mente los cuentos de mi infancia, entre ellos la deformadora historia de los tres chanchitos.

Deformadora puesto que hay más de tres cerdos en la historia de la pandemia y sus consecuencias económicas, deformadora puesto que los cimientos de la historia no están bien construidos.

Esclarecedora en su pregunta, ¿quién le teme al lobo feroz?

Yo.

No le temo si no pienso en nuestros gobernantes, en la ignorancia imperante, en lo desconocido y me acerco a la pandemia como la mariposa a la llama de la vela, atraído por el misterio, por la curiosidad, por las discusiones bizantinas que ayudan a pasar el tiempo en las mesas de las cocinas del mundo, mientras en el horno, con aceite de oliva, para que no nos duela, un diente de ajo, para darnos sabor, sal de mar, para enviarnos a navegar por aguas tormentosas, pimienta, para añadir picardía a la reflexión, y cilantro, azúcar y canela en homenaje a la Carmela, nos cocinan a fuego lento antes de devorarnos.

No le temo si pienso en el futuro de la economía mundial puesto que la economía no nos pertenece, puesto que éramos, somos y seremos un cero a la izquierda.

Que en el PIB de cada país contamos huevo, que son billones, trillones, miles de chillones ceros a la derecha imposibles de imaginar.

No le temo si pienso cuántos panes se puede comprar con las ganancias de Amazon, bueno, no exageremos, cuántos sándwiches se pueden comprar con las ganancias de Amazon en tiempos de pandemia, y de los sándwiches caros, para calcular con mayor realismo, con queso y una lonja de jamón, del bueno, con mantequilla y pan fresco, de los caros para no ser populista y ser justo con el capitalismo global.

Sándwich más, sánguche menos, que más me da, en el mío hasta el pan es añejo.

No le temo si no pienso en el futuro, mi futuro, en esta tormenta económica.

No le temo si decido aislarme; el no pensar en los otros me endurece y me da fuerza para no temer y creer que sobreviviré.

¿Quién le teme al lobo feroz? regresa a mi mente.

Yo,

si en vez de pensar en todo lo anterior pienso en la muerte,

mi muerte.

Gustavo Gac-Artigas. Escritor y director de teatro chileno, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).


Por Gustavo Gac-Artigas

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